Cuando el sistema gana, el fútbol pierde.

 Old School Football [Explore] | An old abandon football (or … | Flickr


Nos han dibujado un fútbol sin nosotros mucho después de haberlo perdido y eso no es lo peor, nos quieren hacer partícipes de ello.

Es una carta a la nada, son simples palabras al aire. Algunos días pienso que debo de ser de los pocos que aún recuerdan poder subirse a unas vallas al marcar un gol el equipo de su corazón o para darles la bienvenida al comienzo del encuentro. Debo de ser de los pocos que lo recuerdan, no de los pocos que lo han vivido. De sentir las piernas sobre el cemento y no el culo en un asiento de plástico sin ningún encanto. El ruido del fondo local preparado para 90 minutos. Los periodistas corriendo tras el entrenador para hacer la última pregunta, las voces recordando al rival "la verdad", Pero la verdad va por barrios y no existe más punto en común que la falta de cariño al colegiado en todos lados.

Nadie nos diría hace no tantos años que una tarde de domingo cualquiera en aquellos días, podría convertirse en un momento de recuerdos de libertades personales perdidas por el camino, camufladas en falsos modos impostados como modales.

La libertad de expresión para manifestar cualquier idea. Hoy nadie puede pedir la dimisión de un presidente mediante una pancarta de no hacer malabares para pasarla al estadio.

La persecusión a todo lo que se salga de una norma establecida por gente sin pasión. Todos sentados y con la boca cerrada. Nos han cambiado las pancartas por publicidad. Los fondos por gradas de animación. Los jugadores por influencers bajo el mando de un jefe de prensa. Los presidentes "made in spain" por un montón de tecnócratas. Nos han tirado templos clásicos para construir nuevos estadios en modo genérico. Y lo peor de todo, internet ha ayudado a crear a un nivel increible el gen más nauseabundo del mundo: el hincha doble camiseta. Tiene un equipo en segunda o íncluso primera, pero siempre son también, según ellos, del Barça o Real Madrid. Claroooooo. Así podría continuar hasta el fin del confinamiento.


En definitiva y como ejemplo: nos vamos a comer una copa del mundo en pleno invierno en un país con ningún tipo de cultura de fútbol a cambio del beneficio económico de un grupo de directivos de la FIFA. Así de simple. Eso ocurre con el supuesto torneo de máxima importancia a nivel global del deporte rey.


Mientras tanto, desde aquí le mando un abrazo fuerte a ellos y ellas, todos y todas los que resisten: Paco, Jesús, Marta, Ana, Carlos, Cristina, Júlian, Maria o Daniel. A todos esos hinchas fieles. Volverán a tomar su cerveza en esa previa tan añorada junto a sus amigos. Volverán a sentir la victoria y derrota en sus corazones mientras abrazan al equipo de sus entrañas con miles de gargantas cantando a coro y sentirán su viejo estadio de nuevo latir. Volverán a soltar mierda del Marca y de los telediarios deportivos nacionales al no nombrar a su equipo nunca. Y también a cagarse en Tebas y en los repartos televisivos. Volverán a quejarse de la poca previsión en el calendario de los partidos para los desplazamientos. Volverán a ver la represión a cualquiera con una palabra fuera de tono. Pero también volverán a crear fútbol. Ustedes son fútbol. Sin hinchas no es fútbol, es una persecusión de un hombre con una figura esférica.

Y nunca lo olviden. Cuando el sistema gana, el fútbol pierde

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