Matadores sin complejos, dos enamorados del gol
Probablemente la era de los 90 y principios de los 2000 es una de las mejores en la historia en calidad de delanteros y jugadores de ataque. Muchas parejas memorables vienen a la mente de cualquier futbolero. Incluso demasiados delanteros de calidad para poder recordarlos a todos.
Yo
hoy no voy a hablar de un hombre solo, he elegido una pareja que nunca
han jugado juntos. Los dos han sido considerados grandes delanteros,
pero en ligas de segunda fila europea gran parte de su carrera.
Tonterías.
Solo por dar una idea de su nivel, iré a lo fácil cuando se tiene argumentos: los benditos números.
Entre Messi y Cristiano Ronaldo llevan hasta el momento 1.423 goles en 1.856 partidos.
Entre Henrik Larsson y Mário Jardel sumaron 707 goles en 1.125 partidos.
Dos jugador con cifras de otra galaxia, animales del área sin compasión, nacidos para ser asesinos natos.
No
existía un freno para alguien de ese nivel, no era comparable a nada.
Durante 8 años Mário Jardel era uno de los mejores delanteros de la
tierra sin ninguna duda. Se cansó de hacer goles de todas las maneras
allá donde iba y solo su mala cabeza y hábitos consiguieron que hoy en
día no se le recuerde en el “mainstream del fútbol“ entre Ronaldo,Vieri o
Shearer.
Henrik
Larsson es el Ibrahimovic original, el chico duro que cada 4 años
volvía a aparecer en todas las pantallas del planeta defendiendo a esa
Suecia siempre llena de alegría y de buen toque de balón. Se cansó de
hacer goles de todos los colores en Escocia y de ganar trofeos al igual
que Mario en Portugal, el fútbol no conoce de colores.
También
influye que sus mejores años hayan pasado en una liga Europea de un
supuesto segundo nivel, pero donde puedo asegurar que el juego en
absoluto es más fácil o una liga más floja. Un fútbol de menos millones y
más chavales de las canteras en el caso de Portugal, en el Escocés la
falta de calidad la tapan con una dureza en el juego muy única del
fútbol de las Islas.
Por ejemplo, los números de Jardel:
En Porto anotó 130 goles en 125 partidos
En Gremio 67 goles en 73 partidos.
En Gremio 67 goles en 73 partidos.
La
inolvidable temporada en Turquía 22 goles en 24 partidos y su vuelta a a
Portugal vistiendo la camiseta del Sporting de Lisboa 53 goles en 43
partidos
Mientras tanto Henrik Larsson anotaba 242 goles en 313 partidos con la camiseta del Celtic.
Solo por intentar hacer una idea de lo que representaba Mário y Henrik para el fútbol en aquellos tiempos.
Mário
desaparecía en sus infiernos ahogado por sus propios demonios y nunca
más volvería a las primeras planas, esas reservadas para jugadores de su
calidad.
Pasaba
de equipo en equipo y de liga en liga sin encontrar su hueco, se dice
que llenó de problemas con la bebida y drogas ¿mejor en verano?. Cabe decir
que su última aventura profesional volvió a dejarle un buen sabor de
boca y se despidió en Arabia con 18 goles en 17 partidos en 2011.
Mientras
Henrik daba el salto a uno de los grandes de Europa de manera gratuita
siendo ya un veterano curtido en mil batallas. La verdad recuerdo el día
de su presentación y sentir la total seguridad de que iba a dar la
talla cada vez que en el Camp Nou lo reclamara.
De
nuevo el resto es historia para el Sueco. Una Copa de Europa y dos
ligas en Barcelona. Hasta los menos creyentes se empezaban a preguntar
que hubiera pasado de llegar a una liga más puntera con 10 años menos.
¿Cuál sería su techo?
Vuelve
a casa y juega en Helsingborg , pero durante la parada de invierno de
la liga local es cedido a un United plagado de lesiones, donde debuta en
esa competición y consigue Una Premier League con el equipo Inglés.
Tras
el retiro, Henrik se ha dedicado a los banquillos y sigue ligado al
mundo del fútbol. Mientras tanto Mário se había metido en política y era
diputado, pero lo último que supe es que había dejado su puesto por
amenazas de muerte y sido suspendido por un asunto de malversación de
fondos, prostitutas, lavado de dinero, extorsión y amistades dudosas.
Nada raro en políticos. Ni idea en que pudo terminar todo, la verdad.
Dos
jugadores contemporáneos, con más de un punto de su carrera en común.
Se hincharon a ganar torneos y romper cifras goleadoras durante finales
de los 90 y principios de los 2000. Uno en Escocia y otro en Portugal.
Los dos podrían haber aspirado a jugar en cualquier equipo del planeta y
a pesar de ellos demostraron ser felices en sus equipos. Dos delanteros
de raza. Dos enamorados del gol.
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