Michael Owen "The Golden Boy"

Michael Owen, un jugador que mereció una trayectoria mejor.

A finales de los 90 y principios de los 2000 en los diccionarios de fútbol al lado de la palabra futuro salía la imagen de Michael Owen. Con dieciocho años y dos meses se convirtió en el internacional de Inglaterra más joven del siglo XX

Tuvo toda las virtudes necesarias para ser uno de esos hombres destinados a marcar la historia de su club y su selección. Pero su mala suerte con las lesiones y forzar en algunas ocasiones, a lo largo de su carrera cortaron una progresión que en sus primeros años no parecía tener freno.

Anotó 23 goles con los “Reds” en la temporada 1998-1999, en la que comenzó su ascenso como profesional pero también aquella en la que se inició su calvario con las lesiones: el 12 de abril se rompió el tendón de la corva en un partido ante el Leeds, un problema que le apartó del fútbol durante meses y que resultaría recurrente a largo de su carrera.

Liverpool sonreía teniendo en sus filas al segundo balón de oro más joven de la historia. The Golden Boy anotó 179 goles en 306 partidos con la camiseta del Liverpool.

Por poner un ejemplo del nivel de fama del bueno de Michael en aquellos días: hasta en el año 2000, con solo 21 años, salió al mercado un videojuego con su nombre para Nintendo 64. Michael Owen's World League Soccer 2000. La imagen de Owen vendía y no era de extrañar, el joven que a base de talento y trabajo aparece entre las grandes figuras del fútbol mundial.

 

Ocho años con los Reds, donde ha vivido de todo. Las lesiones han empezado a aparecer, pero nadie dijo que ser una leyenda fuera fácil.

En 2004 fichó por el Real Madrid por 12 millones de euros.

 

Abandonaba el Liverpool por primera vez en su carrera, para emprender un sueño en el Madrid de los “galácticos“. 19 goles en 45 partidos y la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo.

Solo duro un año en Madrid. Volvió a Inglaterra vistiendo la camiseta del Newcastle tras firmar un contrato de cuatro años. Las dos primeras temporadas fueron un calvario por las lesiones, jugando solo 14 partido pero anotando 7 goles.

Nada más comenzar el partido de Inglaterra contra Suecia por el Grupo B del Mundial de 2006, Michael Owen abandonó el partido debido a una rotura del ligamento cruzado de su rodilla derecha. Fue su última aparición en un gran evento. Una manera triste para alguien que apareció ocho años antes subiendo al nivel de la espuma.

Las dos siguientes las lesiones lo respetaron y en 79 partidos anotó 30 goles, pero no pudo evitar el descenso del Newcastle a segunda.

Owen quedó libre y llego al United. Sir Alex le dió el número 7 que había dejado libre Cristiano Ronaldo ese mismo verano.

 

La primera temporada jugó 31 partidos y anotó 8 goles, siendo un revulsivo fundamental en muchas ocasiones desde el banquillo. La cantidad de partidos jugados fue disminuyendo en las siguientes dos temporadas, acompañado por algunas lesiones de nuevo. La última temporada solo jugó 4 partidos y consiguió anotar 3 goles.

Una última aventura en el Stoke antes de colgar las botas con 33 años, las lesiones en los últimos años ya no lo dejaban disfrutar igual.

 

En una entrevista con el portal de Internet de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), Owen se refirió a las constantes lesiones que sufrió en su carrera profesional, las cuales, aseguró, le impidieron conseguir más logros.

“Me pregunto cómo me habrían ido las cosas si no me hubiera lesionado tanto a lo largo de mi carrera, estoy convencido que habría alcanzado más récords de los que tengo, seguramente, el de máximo goleador de Inglaterra de todos los tiempos.

Owen disputó 89 partidos con la selección inglesa, en los que logró anotar cuarenta dianas, por lo que quedó a nueve anotaciones del máximo goleador, Bobby Charlton, con 49.

“cualquiera que mire atrás en su carrera encontrará algunos momentos en los que ha llorado mucho. Sé bien que, en general, he tenido mucha suerte”.

“La primera etapa alrededor de Francia 98, cuando todo me salía natural y unos cuantos años después, cuando todavía marcaba muchos goles, como la tripleta con Inglaterra contra Alemania a domicilio y algunos más”.

“Aunque en aquellos primeros años me encontraba al máximo, fue después cuando disfruté de mi mejor época con el Liverpool, ganando trofeos y también con Inglaterra”.

 

Para la memoria colectiva queda su debut ante el Wimbledon con gol incluido con solo 17 años o el gol contra Argentina en Francia 1998, la final de la FA Cup contra el Arsenal en 2001, el hat-trick a Alemania en el Alemania 2006, el gol frente al Barca en un clásico o el gol de la victoria frente al City en el clásico de Manchester de 2009 en el minuto 96 para poner el 4-3.